Defensa de la Iglesia Catolica y el Celibato Irracional

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Rayo sobre el Vaticano1. Ataques del Infierno a la Iglesia Católica

Quería escribir una carta "bonita" pero no puedo, y no puedo porque en estos momentos la Iglesia es atacada por personas que no desean que Dios reine en el mundo, por personas que a base de sentirse más infalibles que el Papa critican su actuar e incluso condenan sus enseñanzas, personas a quienes lo único que les importa son sus intereses y pasan por encima de todo, incluso de la vida de los más indefensos y así promueven el aborto y la eutanasia; individuos que quieren hacerse fuertes tratando de justificar los vicios de la lujuria, es decir, pecado de infidelidad, adulterio, fornicación, pornografía, prostitución, masturbación, tratando que la persona olvide su verdadera dignidad como hijo de Dios.” ( http://es.catholic.net/) (Año 2012)

El artículo al que corresponde el párrafo anterior, escrito por la Sra. Mayra Novelo de Bardo, es en momentos de una gran explosión de escándalos por pederastia en todo el mundo, ocurridos dentro de la Iglesia Católica, y la reciente denuncia, ante el Tribunal de la Haya, contra el papa y tres cardenales por encubrimiento de pederastia. La escritora hace entrever que las denuncias contra la pederastia son efectuadas por personas que no desean el reinado de Dios en el mundo. ¿Es esto así?

Y respondiendo Jesús, díjole: «Bienaventurado eres, Simón Barjonás , porque carne y sangre  no te ha revelado, sino mi Padre el de los cielos (Mateo 16-17).

Y yo también te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y puertas de infierno no prevalecerán contra ella”. (Mateo 16-18).

Jesús profetizó que las puertas del infierno se abrirían en la Iglesia, pero que no prevalecerían. ¿Ya se abrieron “las puertas del infierno” dentro de la iglesia?. ¿Cuándo fue?, ¿De qué manera?.

Allá en el siglo VII, “San Bonifacio informaba al papa que en Alemania casi ningún obispo o sacerdote era célibe; y en el Concilio de Aix-la-Chapelle (año 836), se admitió que en conventos y monasterios se realizaban abortos e infanticidios para encubrir las relaciones sexuales de los clérigos” (https://futurechurch.org/historia-del-celibato). En ese mismo período “San Ulrico, un santo obispo de Augsburgo, argumentó que basándose en el sentido común y la escritura, la única manera de purificar a la Iglesia de los peores excesos del celibato es permitir a los sacerdotes que se casen” (https://www.futurechurch.org/historia-del-celibato). Y “San Ulrico” era: “ilustre por su admirable abstinencia, su generosidad y sus vigilias”. Entonces denunciar abortos e infanticidios en los conventos era realmente un terrible ataque a la iglesia, porque se refería a un aspecto perverso que, lamentablemente, estaría sucediendo dentro de ella.

No dudamos, que en el mismo periodo al que nos referimos, en el párrafo anterior, como seguramente en todos los tiempos, y también en el actual; no dudamos que habían y hay muchos sacerdotes y religiosas que buscaban y buscan la perfección de su espíritu; y, encarnarían un vivo ejemplo de la doctrina de amor a Dios y amor al prójimo, tangible en la misericordia con los más necesitados; que es la esencia de las enseñanzas del Señor Jesucristo. Como ha sido el caso de ”San Antonio Abad”, “San Ulrico”, “San Francisco de Asís” y muchos otros, tanto hombres como mujeres. No obstante ello; sí, realmente era cierto que en conventos y monasterios se realizaban abortos e infanticidios, entonces “las puertas del infierno” se habrían abierto completamente dentro de la iglesia; a pesar de los muchos “santos”.

¿Entonces hubo un ataque de “las puertas del infierno” a la Iglesia Católica?. Sí lo hubo, tal como lo profetizó el Señor Jesús; pero el ataque a la Iglesia, lamentablemente, fue desde adentro. Fue por la intransigencia milenaria de los líderes de la iglesia, respecto a la sexualidad mal entendida, que se abrió la grieta a la que se refirió Su Santidad Pablo VI: “A través de alguna grieta ha entrado, el humo de Satanás en el templo de Dios”. Una de las “grietas” fue pretender que la creación humana de Dios, podía “santificarse” anulando su sexualidad. La gran mayoría de clérigos, fueron vencidos por sus necesidades naturales y perdieron su castidad dentro del celibato. Fue la sexualidad mal abordada dentro de la iglesia una de las puertas por las que se metió “Satanás”. Entonces la propuesta de sentido común de “San Udalrico”, resultó sabia: “la única manera de purificar a la Iglesia de los peores excesos del celibato es permitir a los sacerdotes que se casen”; pero no le hicieron caso, habían otras prioridades que “purificar la iglesia”. ¿Y …… hasta cuando se quedó el mal dentro de la iglesia?.

¿Habrían sido expulsados de la iglesia, los poderes infernales?,……… ¿Cuándo?,….. al menos no hasta el siglo XIX, no en el Cusco – Perú, donde funcionaban plenamente los conventos y monasterios, y por lo que se verá luego, con los mismos terribles crímenes que en el siglo IX; aquellos reconocidos en el Concilio de Aix-la-Chapelle (1,000 años antes). Pues sucedió que en la ciudad del Cusco, el  14 de febrero de 1974, se produjo un gran aluvión en la calle Choquechaca, y al remojarse los cimientos de las casas de esta calle, se derrumbaron muchas paredes construidas de adobe; y entre ellas se derrumbaron paredes de lo que antes fue el convento de monjas “Las Nazarenas”; y la desgarradora sorpresa fue que una de las paredes derrumbadas estaba constituida por cadáveres de fetos e infantes, lapidados con barro uno sobre otro a manera de adobes; un parvulario, disimulado entre los adobes. De manera que, este lamentable hallazgo, solo corroboró que los crímenes reconocidos en el Concilio de Aix-la-Chapelle, se habían repetido también en el nuevo mundo. Se debe considerar que el Perú recién fue colonizado por España, y por ende catequizado por la Iglesia Católica a partir el año 1,532; seis siglos después del aludido Concilio. Por este triste descubrimiento se puede colegir, que esta horrible práctica sería común durante el funcionamiento de muchos conventos por más de mil años; y ¿Hasta cuando?; ¿Sería hasta la aparición del “control de la natalidad”?. Y para empeorar esta mala noticia, en las restauraciones de los edificios coloniales en el Cusco, entre los cuales, con fines de restauración de monumentos turísticos, se restauraron lo que fue el antiguo Convento de Las Nazarenas y el antiguo Seminario de San Antonio Abad; y se descubrió, que entre estos conventos de curas y monjas que estaban adyacentes, existían  pasadizos disimulados que los conectaban secretamente. De manera que con ello se concatena el asunto del parvulario descubierto por el aluvión de la calle Choquechaca en el Cusco.

De modo que el llamado a purificar la iglesia, ha sido una verdad presente en todas las épocas del catolicismo: “…la única manera de purificar a la Iglesia de los peores excesos del celibato es permitir a los sacerdotes que se casen

2. ¿30,000 Ruedas de Molino para Anegar en el Fondo del mar a Sacerdotes Pederastas?

Diríamos que esos excesos fornicarios del clero católico corresponderían a la etapa oscurantista de la edad media, o al pasado; pero tristemente los escándalos de pederastia y otros de las últimas décadas muestran a las claras que los “poderes infernales” aún tienen atrapada a la Iglesia Católica a través la puerta de la sexualidad. Actualmente, en la "Congregación para la Doctrina de la Fe" del Vaticano, hay 3,000 expedientes por resolver asuntos de pedofilia denunciados a sus sacerdotes.

En un afán de minimizar los escándalos de pederastia, en defensa del actual Papa, y contra los “ataques a la Iglesia” (estos supuestos ataques serían desde afuera), en la televisora católica EWTN, en un programa transmitido y repetido durante varios días en los primeros meses del 2010; en un panel constituido por el director de la televisora el Periodista Alejandro Bermúdez, el periodista Pepe Alonso y los sacerdotes Daniel Cardó y Pedro Núñez; en un “panel de oro” como lo llamó Pepe Alonso, hicieron mención de los 3,000 casos de pederastia que se ventilan en la Congregación de la Doctrina de la Fe del Vaticano. Y en este panel, el sacerdote Daniel Cardó, manifestó que habiendo 400,000 sacerdotes y solo 3,000 casos de pederastia, solo el 0.7% de sacerdotes serían acusados de pederastas; a decir de él: ¡un número ínfimo! …??. No sé si esto último lo manifestó por ingenuidad, por benevolencia cómplice con la pederastia en su afán de “defender a la iglesia”, o por cinismo. Lo que sí está completamente claro, lamentablemente, es que el espíritu de obedecer a Dios respecto a los pecados de fornicación de la clerecía está completamente reblandecido dentro de la iglesia católica desde hace muchísimos siglos.

¿Qué diría Jesucristo sobre los casos de pederastia, dentro de “su” iglesia?: “Y el que escandalizare a uno de estos pequeñitos, que en mí creen, mejor le fuera que colgasen a su cuello una piedra de molino de asno, y le anegasen en el profundo de la mar” (Mat 18:6). ¿No es esto una defensa rígida de sus pequeñitos, inocentes  víctimas?.  ¿No es esto una contundente condena a la pederastia y su encubrimiento?. Entonces serían necesarias al menos 3,000 ruedas de molino para los criminales pederastas cuyos casos están en la Congregación de la Doctrina de la Fe en el Vaticano.

Pero, ¿Serán suficientes 3,000 ruedas de molino?. Parece que, ¡No!, Esta cantidad sería insuficiente, se tiene solo 3,000 expedientes de investigación de pederastia, pero los casos son muchísimos más. Pues de acuerdo a la "Ley del Iceberg", los 3,000 casos que se ve del asunto sería solo el 10% de lo que realmente existe. Como que hay miles de otros crímenes de pederastia cometidos por miembros del clero católico, que no se conocen porque las víctimas callan; la gran mayoría de niños que sufren estos abusos, se sienten culpables, y por su inocencia asaltada y asesinada, ellos son los que sienten la culpabilidad; y no informan de su sufrimiento ni siquiera a sus padres. “Pues según afirma Barbarba Blaine, presidente de la Red de sobrevivientes de abusados por sacerdotes (SNAP) de los EE.UU., sólo entre el 5 y el 10% de las víctimas reporta el caso” (http://www.aporrea.org/tiburon/n111486.html). De manera que realmente se necesitaría más de 30,000 ruedas de molino, para que no el 0.7 sino el 7% de sacerdotes sean anegados en el mar, de acuerdo la Sagrada Escritura. Y esto como luego se verá, no resulta ninguna exageración. Solo en EEUU hay 4,000 juicios a esta Iglesia por crímenes de pederastia de curas; en Holanda cerca de 2,000 casos; en Irlanda se ha calculado en 25,000 en número de víctimas de la pedofilia de “más de 400 religiosos y religiosas y un centenar de seglares acusados por las víctimas” http://www.elpais.com. “José Rodríguez adelantó sus propios estudios con una muestra de 400 sacerdotes y revela entre cosas que el 95% de ellos se masturba, un 60% mantiene relaciones sexuales, un 26% soba a menores, un 20% realiza prácticas de carácter homosexual, un 12% es exclusivamente homosexual, y un 7% comete abusos sexuales graves con menores ”https://es.wikipedia.org/wiki/Casos_de_abuso_sexual_infantil_cometidos_por_miembros_de_la_Iglesia_cat%C3%B3lica. Y ya la Iglesia Católica ha tenido que pagar más de 65 millones de dólares a algunas víctimas de abuso, por órdenes judiciales, solo en Estados Unidos. Y, en Irlanda “A la Iglesia católica le ha salido barato el escándalo en términos materiales: apenas ha corrido con el 10% de los más de 1.200 millones de euros abonados por la República de Irlanda a 12.500 de los afectados. Por lo que se ve, parece que ni siquiera las 30,000 ruedas de molino serían suficientes.

De modo que se hace urgente atender a: “San Udalrico: ... la única manera de purificar a la Iglesia de los peores excesos del celibato es permitir a los sacerdotes que se casen”.

3. 92% de Sacerdotes Católicos Norteamericanos Piden Libertad para Casarse

El teólogo E. MIRET MAGDALENA escribe:

Lo que acaba de desvelarse: que una parte del clero no cumple ni respeta el celibato, y que incluso se lanzan a violar a monjas y novicias, no es sino consecuencia de esa férrea ley que impide al clero latino casarse, y se precipitan por la calle de en medio haciendo caso omiso de sus promesas. Las estadísticas que existen en el país de las encuestas, que son los Estados Unidos, revelan el mar de fondo que existe y la jerarquía católica quiere silenciar. Y solamente de cuando en cuando surge algún hecho que tiene visos de escándalo, cuando se difunde.

“Un jesuita profesor de la Universidad de Harvard, el P. Fischler, descubrió que el 92% del clero norteamericano pedía que pudiera elegir el sacerdote libremente ser casado o soltero. Y un sacerdote y psicoterapeuta, el P. Sipe, encontró que sólo el 2% de ese clero cumple el celibato, el 47% lo cumple relativamente y el 31,5% vive una relación sexual, de los cuales el tercio tiene relaciones homosexuales. Ante ello, varios obispos han pedido que se quite el celibato para el clero latino, ya que el oriental -incluso el unido a Roma- no tiene esa obligación y suele ser casado. Y el Concilio Vaticano II alabó el sentido espiritual del sacerdote casado en Oriente.” EL PAÍS, 26 marzo 2002.

Si extrapolamos los datos de la encuesta del P. Fischler, solo el 2% del clero cumple el celibato (8,000 Sacerdotes de un total de 400,000), el 31% (124,000) ha tenido por lo menos una relación sexual de los cuales (31,000) han sido homosexuales. El  47% lo cumple relativamente (algunas veces caen en pecado de fornicación 188,000 sacerdotes); sumando tenemos 49% que más o menos cumple a medias con el celibato; quiere decir que el 51 % son fornicarios consuetudinarios; este porcentaje corresponde a 204,000 sacerdotes. Entonces no es exageración, que sean realmente 30,000 y no solo 3,000 sacerdotes que cometen pedofilia y otros actos fornicarios. Y queremos creer, que estas personas, no ingresaron al clero católico para cometer estos crímenes; sino que los cometieron azuzados y vencidos por la incontinencia. Por supuesto que esto último no es ningún atenuante para ser juzgados como criminales, dentro de las leyes civiles.

Estadísticamente, 204,000 sacerdotes, hablan de amor a Dios y al prójimo y viven, realmente, en contra del mandamiento de Dios de no fornicar. Y ¿Que es lo que les dijo el Señor Jesucristo a los sacerdotes que no cumplían lo que pregonaban?: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que sois semejantes a los sepulcros blanqueados, que parecen de fuera hermosos a los hombres, y dentro están llenos de huesos de muertos, y de toda suciedad!” (Mat 23:27).

Entonces el pedido de los sacerdotes católicos de EE.UU. de libertad para casarse es un llamado muy justo y de urgencia para purificar la iglesia.. ¿Acaso los sacerdotes fornicarios podrían erradicar y cerrar “las puertas del infierno” dentro de la iglesia?, al contrario, aunque juren y no quieran reconocerlo, o no sean consientes de ello, ellos conviven con estos poderes malignos. En todas las celebraciones de la eucaristía del mundo se ora por el papa y por los sacerdotes para que Dios los ayude contra el mal, pero no es asunto de Dios combatir contra el mal y “las puertas del infierno” dentro de la iglesia, aunque él quisiera hacerlo; este es un asunto únicamente de los hombres y de su voluntad de purificarse y purificar la iglesia. Las declaraciones del papa y los primados de la iglesia, de su “pesar” por los escándalos de pederastia, son en realidad un insulto a Dios, a los fieles y a la verdad, mientras que sus discursos contra los grandes males no vengan acompañados de grandes cambios; que es la esperanza de millones de fieles, que esperan que sus líderes espirituales prediquen con el ejemplo y no con la hipocresía. Y recordemos una y otra vez: “San Udalrico, un santo obispo de Augsburgo , argumentó que basándose en el sentido común y la escritura, la única manera de purificar a la Iglesia de los peores excesos del celibato es permitir a los sacerdotes que se casen

El asunto fornicario de los sacerdotes, para absolutamente todos los fieles católicos, siempre ha sido y es un secreto a gritos;. Los fieles fingen estar con los ojos cerrados, fingen no ver los escándalos fornicarios, únicamente porque buscan a Dios y creen que lo van a encontrar dentro de su iglesia católica. Prueba de ello es el siguiente suceso en el Perú: “La Conferencia Episcopal Peruana señala que la falta cometida por José Antonio Bohuytron Solano (sacerdote) –quien fue sorprendido teniendo relaciones sexuales con su empleada (casada y con marido)– es muy grave”…..” Tras el escándalo que generó la difusión de un video en el que se ve al cura José Antonio Bohuytron, de 51 años, en pleno acto sexual con una empleada de su parroquia y su posterior suspensión, el alcalde y los pobladores de San Andrés, en Trujillo, defendieron al religioso y acusaron a la mujer implicada de haberle robado a la iglesia”…”.Un grupo de personas se reunió anoche a las afueras de la iglesia Medalla Milagrosa, en Trujillo, pidiendo a las autoridades eclesiásticas no trasladar al padre a otra sede que el padre José Antonio Bohuytrón Además, respaldaron la labor pastoral de Bohuytron Solano, quien, según ellos, ha sido importante para la ciudad” . Como se puede apreciar la feligresía prefiere mantener los ojos cerrados ante los actos de impureza de los sacerdotes, por ser muy humanos. Otro caso, muy curioso y muy conocido en la zona de Ayacucho en el Perú, es el de un sacerdote de apellido Aybar; quién, a mediados del siglo XX, antes de morir recorrió todos los pueblitos de su parroquia reconociendo e inscribiendo a sus hijos para darles su apellido, los que resultaron ser un gran número. Así también, el autor de este artículo, en mi niñez resulté ser testigo indirecto, de un sacerdote que entrado en copas de vino, lloraba, repitiendo: “Todos me dicen padre, padre, y mis hijos me dicen padrino”; pero igual era apreciado por la comunidad. Entonces el matrimonio de los sacerdotes que deseen casarse, solo puede traer mayor confianza y respeto de la feligresía por sus sacerdotes y su iglesia.

El celibato sacerdotal, discutido por siglos, no es realmente un asunto de que los sacerdotes tengan mayor dedicación a Dios, sino el grande amor de los primados de la iglesia por sus grandes riquezas, como luego lo veremos.

4. Congregación de Monjas con Juguetes Eróticos

A continuación narraremos la experiencia de una adolescente, que en la década del 70 del siglo XX, había solicitado su ingreso de postulante en una congregación de monjas que regentaban un colegio de señoritas, en la ciudad del Cusco (No es relevante el nombre de la joven ni el de la congregación). El primer día, una de las monjas que era su profesora, y a quien le guardaba y le guarda gran estima, la felicitó por la decisión de su ingreso, y le recomendó que “no hiciera lo que las demás hacían”; naturalmente la adolescente no sabía a qué se refería esta respetable monja. Estando la joven en el internado del colegio, cierto día, al tratar de atender a otra monja, que no había asistido a clases porque se suponía enferma, la vio en cama en afanes desconocidos para ella; y al comentarlo ingenuamente a las internas mayores, se enteró que sería una práctica “solitaria” con elementos indecentes que acostumbraban muchas monjas. Intrigada e incrédula la joven finalmente descubrió un armario donde, efectivamente, habían estos elementos indecentes; de toda forma y color. Antes de un año, la adolescente se retiró del internado desanimada de continuar al noviciado. Cuando, muchos años más tarde, su esposo le preguntó si aquel descubrimiento la habría desanimado del noviciado, ella manifestó que no, que las razones eran otras, pero que esa experiencia le hizo ver únicamente que las monjas eran… ¡humanas!. Y ese es el meollo de uno de los asuntos de la permanencia de “los poderes infernales” en la iglesia: pretender que hombres y mujeres jóvenes que acuden al llamado del servicio religioso ¡dejen de ser humanos!. No dudamos que los jóvenes que acuden con muy buena voluntad y entusiasmo, realmente quieren servir y entregarse a Dios, pero para muchos de ellos (98%), el celibato es una carga más pesada que sus fuerzas. Y Dios jamás impone una carga más pesada que sus fuerzas, eso sólo lo hacen los hombres irresponsables, y seguramente hipócritas porque ellos mismos no cargan lo que exigen.

De acuerdo a la experiencia de esa joven en el noviciado, el armario lleno de objetos sexuales, muestra una práctica generalizada de autosatisfacción de esa congregación religiosa, es decir una cultura interna de autosatisfacción sexual de esa congregación. Una cultura, de tolerancia total y completa a esas prácticas solitarias. Probablemente a esos actos se refería la monja respetable, cuando le manifestó a la joven “no hagas lo que las demás hacen”. Por las características de organización vertical y del riguroso respeto interno a sus normas y costumbres en la iglesia católica, seguramente la práctica de la autosatisfacción sexual con elementos es una cultura generalizada en todas las congregaciones de religiosas. “José Rodríguez adelantó sus propios estudios con una muestra de 400 sacerdotes y revela entre cosas que el 95% de ellos se masturba, un 60% mantiene relaciones sexuales, un 26% soba a menores, un 20% realiza prácticas de carácter homosexual, un 12% es exclusivamente homosexual, y un 7% comete abusos sexuales graves con menores”

La autosatisfacción sexual no está prohibida expresamente en la Biblia, pero sí, indirectamente, indica que LA MASTURBACIÓN HACE IMPURO A QUIEN LA PRACTICA: “Ningún descendiente de Aarón (sacerdote) que sea leproso o padezca flujo comerá de las cosas sagradas hasta que se purifique. El que toque lo que es impuro por un cadáver, o el que haya tenido un derrame seminal”. Esto, referido a la masturbación, que aparece en el judaísmo como una prohibición al “hotza’at zera levatala” (‘derramar el semen en vano‘), y no referido al de una relación  matrimonial, a la que comúnmente se ha referido en el antiguo testamento, como “llegar a su mujer”. Tal vez las monjitas, muy humanas, y el 95% de sacerdotes, no tienen plena conciencia, que con estas prácticas solitarias, están realizando actos fornicarios; con los que destruyen la pureza de sus corazones.

Entonces, nuevamente, toma mucha actualidad y urgencia la recomendación de San Udalrico,  obispo de Augsburgo, que: “La única manera de purificar a la Iglesia de los peores excesos del celibato es permitir a los sacerdotes que se casen”.

5. La Verdadera Enseñanza del Señor Jesucristo es: “Ven y Sígueme y Luego Vuelve a tu Medio a Vivir Como yo te he Enseñado”

El sacerdote Jordi Rivero escribe:  “¿Por qué el celibato?

“La Iglesia siempre ha tenido el celibato en muy alta estima ya que Jesucristo fue célibe. El es modelo de la perfección humana. Hay quienes objetan pensando que nosotros no podemos imitarlo. Se equivocan. La verdad es que Jesucristo, siendo Dios, asumió verdaderamente la naturaleza humana, siendo igual que nosotros en todo menos en el pecado. El nos da la gracia para vivir, siendo hombres, su amor sobrenatural.

“Jesucristo claramente recomendó el celibato como entrega radical de amor por el Reino de los Cielos: Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien pueda entender, que entienda.  -Mateo 19,12

San Pablo era célibe y animaba a seguir esta forma de vida :

“Yo os quisiera libres de preocupaciones. El no casado se preocupa de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor. El casado se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer; está por tanto dividido. La mujer no casada, lo mismo que la doncella, se preocupa de las cosas del Señor, de ser santa en el cuerpo y en el espíritu. Mas la casada se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido.” http://www.corazones.org/diccionario/celibato.htm

El hermano Jordi Rivera, que expresa el entendimiento y sentimiento de la clerecía, parece no haber entendido para nada la esencia del Señor Jesucristo. El Señor es modelo de la perfección humana, no por haber sido célibe, sino porque refleja perfectamente, el amor de Dios; porque ama a la humanidad como su padre nos ama; por esa cualidad es perfecto, y no por haber sido célibe; de haberse casado el Señor Jesús, no habría sido menos perfecto. Lo que no dice el hermano Jordi Rivera, es que el Señor Jesús además de ser célibe ha sido casto y puro; que son tres categorías diferentes; a la que luego nos referiremos.

El celibato o no celibato en la búsqueda de la perfección en el hombre es totalmente irrelevante. Claro que Dios quiere sacerdotes perfectos, pero ¿Acaso en alguna de las leyes que le ha dado a Moisés para que su pueblo sea perfecto ha insinuado que se instituya el celibato?: ¿No!; ¿Acaso Dios ha dispuesto, o insinuado siquiera, que el sumo sacerdote o los sacerdotes descendientes de Aarón sean célibes?:  ¡No!. Pero a todos ellos les ha exigido la perfección. Por lo tanto pretender que el celibato es una condición imprescindible para ser perfecto y estar unido a Dios es retorcer la verdad, de lo cual únicamente gana el maligno.

¿De dónde saca el hermano Jordi Rivera que Jesucristo recomendó el celibato?, ¿Acaso Jesucristo no sabía que solo el 2% de los sacerdotes de la Iglesia Católica serían capaces de vivir realmente en celibato casto?. Jesucristo no iba recomendar algo que no exigía su padre, ni mucho menos algo que no estaba al alcance de la gran mayoría de sacerdotes, el 98%; eso habría sido una gran irresponsabilidad. Achacar al Señor Jesucristo esa irresponsabilidad es irresponsable, absurdo, es una tremenda falta de criterio. Cuando manifestó: “hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos”, se refirió únicamente a él, que renunció a tener familia porque su misión como humano terminaría a los 33 años, y para los judíos no era normal la soltería; porque si su misión hubiera sido por 70 u 80 años, claro que se habría casado y habría tenido familia, para ser un modelo ejemplar de padre y de jefe de familia; y no por haberse casado habría dejado de ser menos perfecto. Así, casi todos los profetas, eran casados y castos; y de alguna manera perfectos, si no hubiera sido así Dios no hubiera estado con ellos, o no se hubiera expresado a través de ellos.

Cuando el Señor Jesús les dice a los que estaban con él “ven y sígueme”, no los llama para ser “eunucos”, sino para que aprendan a vivir como él, amando por sobre todas las cosas al Padre, y amando a todos sus hermanos como el Padre los ama; y después de haber aprendido esto con la mente, con el corazón y con todo su ser, volver a su medio para vivir según esta enseñanza. De manera que el verdadero llamado del Señor Jesús ha sido: VEN Y SÍGUEME, Y LUEGO VUELVE A TU MEDIO A VIVIR COMO YO TE HE ENSEÑADO”

Informan que en la iglesia hay 400,000 clérigos y 700,000 religiosas. Si realmente hubieran aprendido las enseñanzas de Jesucristo, esas 700,000 monjitas habrían recogido a los huerfanitos o indigentes que deambulan por las calles en busca de una madre que los proteja y los ame; entonces sí les correspondería el apelativo de “madre” y serían, como la “Virgen María”, madres de Jesucristo, porque cada uno de los necesitados es, realmente, Jesucristo. El encargo de Dios a las mujeres es que sean verdaderamente madres, pero las monjitas han rechazado ese encargo. Ellas mismas se consideran también: “esposa de Jesucristo”; siendo así, que no reconocen a Jesucristo, desamparado en las calles, o lo dejan abandonado, ¿Cómo las podrá aceptar como esposas?. Y ni que se diga de los 400,000 sacerdotes, no se les puede pedir que recojan niños huérfanos, porque, de acuerdo a las estadísticas, el 51% son potenciales pederastas, de los cuales un gran número serian realmente pederastas; por lo tanto sería un crimen pedirles que recojan huérfanos de las calles. Por lo menos no, hasta que no haya un cambio drástico al respecto en la Iglesia.

Es cierto que en la Iglesia Católica hay algunas, pocas, congregaciones de monjas y clérigos que realmente sirven a Jesucristo, porque lo atienden en asilos y orfanatos; y dicho sea de paso, estos religiosos, son los únicos que entrarán en el cielo, lo dijo el Señor: Entonces dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme."… "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis." (Mat 25:34-36; 40). De manera que en la iglesia católica esos pocos religiosos son los únicos que realmente sirven a Dios; y cada uno entra en el cielo por sus propios actos y sentimiento, y no por los actos de sus colegas. A los otros en cambio, aunque celebren miles de eucaristías, y cacareen día y noche que sirven y aman a Jesucristo y al prójimo, el mesías les aseguró esta respuesta: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis."…"En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo." E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna. (Mat 25:41-43; 45-46)

6. La Verdadera Recomendación del Apóstol Pablo para los Sacerdotes de la Iglesia Católica fue que Cada Uno Viviera con su Mujer para Evitar Fornicación.

Cuando Pablo recomienda el celibato, para “preocuparse en la cosas del señor y no en las cosas del mundo”, no lo recomienda exclusivamente a los sacerdotes, lo recomienda a toda la congregación cristiana. Y para los sacerdotes, su recomendación de permanecer en celibato solo alcanzaría al 2% que se mantienen en castidad. Pero para el 98% restante de sacerdotes y monjas les da esta recomendación: “En orden a las cosas sobre las que me habéis escrito respondo: Loable cosa es en el hombre no tocar mujer. Más por evitar la fornicación, viva cada uno con su mujer, y cada una con su marido”. (1Co 7 1-2); y luego les dice a los sacerdotes y monjas incontinentes, y también por supuesto a toda la feligresía no célibe (a los casados) de la iglesia: “No queráis, pues, defraudaros el derecho recíproco, a no ser por algún tiempo de común acuerdo, para dedicaros a la oración; y después volved a cohabitar, no sea que os tiente Satanás por vuestra incontinencia”. (1Co 7 5). De manera que la verdadera recomendación del apóstol Pablo para los sacerdotes de la iglesia católica fue que cada uno viviera con su mujer para evitar fornicación. Y efectivamente, en ese “ejército de 400,000 sacerdotes “eunucos por el reino” y 700,000 religiosas, por la incontinencia del 98% de sus miembros, y la práctica fornicaria consuetudinaria del 51% de sacerdotes, el maligno se ha metido en la clerecía católica con cuernos y cola.

Por el contrario, la tradición de los judíos, que era la tradición del Señor Jesús y del Apóstol Pablo, obliga a los hombres a casarse: “Los Rabinos demandan que un hombre que está solo debe casarse, aunque haya enviudado o divorciado, y a pesar de que haya tenido hijos, e incluso ya no sea capaz de procrear otros, y a pesar de que sus hijos prefieran que no se case, y aunque sea necesario que venda posesiones preciosas para desposar a una mujer. (Para detalles específicos, ver en el Código de Leyes, Eben Haezer, sección 1)” http://www.jabad.org.ar/mujer/relaciones-humanas-y-matrimonio

7. Celibato Sacerdotal Católico por Amor a las Riquezas Materiales y no por Amor al Reino de Dios

Pero la verdad es que el celibato se ha exigido en la Iglesia Católica, a los sacerdotes, no por amor al reino de Dios, sino por amor a las cosas y bienes materiales que fue acumulando la iglesia, año tras año, desde el siglo IV, desde que el emperador Constantino la reconoció como iglesia oficial del imperio romano; con lo que la iglesia católica empezó a adquirir un poder inusitado, y empezó a adquirir y poseer bienes. En EE. UU. “El arzobispo Michael Patrick O’Brien dijo que "no existe un problema teológico", porque el celibato forzado fue adoptado por el Concilio Lateranense de 1139 para combatir el nepotismo y la corrupción de los eclesiásticos que dejaban a sus familiares bienes que eran de la Iglesia.”  http://old.clarin.com/ diario/2002 /04/25/s-03401.htm. En otra página se lee “Año 580, Papa Pelagio II: Su política fue no meterse con sacerdotes casados en tanto no pasaran la propiedad de la iglesia a sus esposas o hijos”. http://www.futurechurch.org/languages /spanish/ historia.htm. Por eso es que el celibato recién ha empezado a plantearse en el siglo IV, tal como se lee en Wikipedia: “Algunas leyes empezaron a exigir el celibato sacerdotal entre diócesis de rito latino en el siglo IV: se hizo manifiesto en el Concilio de Elvira; reiterándose en el Concilio de Letrán en 1123, aunque dicha regulación no fue seguida de manera estricta. En el Concilio de Trento (1545-1563) se estableció de manera definitiva el celibato sacerdotal obligatorio tal como se lo conoce en la actualidad” (http://es.wikipedia.org).

Entonces está claro para los clérigos, que la verdadera razón del celibato sacerdotal es el asunto de suprimir posibles herederos de los sacerdotes, porque peligra la propiedad de los bienes de la iglesia católica.

El sacerdote católico Juan Angel López, en su programa “Los papas de Vaticano” En la televisora EWTN, negando que la iglesia católica tuviera riquezas que distribuir, en uno de sus programas hizo un comentario: “¿Que se va vender, la Piedad de Miguel Angel?”.

Así como, se le llamaba, el Patrimonio de San Pedro, a losEstados Pontificios(Estados de la Iglesiao en ocasiones Estados Papales); los que fueron un conglomerado de territorios básicamente centro italianos, que se mantuvieron como un estado independiente entre los años 7521870, bajo la directa autoridad civil y militar de los Papas, que en realidad eran emperadores de los estados papales, y cuya capital fue Roma. Así en la actualidad al patrimonio de la iglesia católica los obispos le llaman “El Patrimonio de Pedro”

¿Y cuanto será “El Patrimonio de Pedro”?, ¿solo se reducirá a “La Piedad” de Miguel Angel y los murales de los templos católicos?

Para tener una pequeña idea de este patrimonio, nos remitimos a http://www.freie-christen.com/riqueza_de_la_iglesia.html

“Oro
El Vaticano posee el segundo tesoro en oro más grande del mundo

“En la revista italiana “Oggi” el tesoro en oro del Vaticano, en base a “informaciones extraordinarias” fué colocado detrás del de los EEUU, como el segundo más grande del mundo con: 7.000 millones de liras = 3.500.000.000 Euros. En comparación, el valor del tesoro en oro del estado de Italia es de “sólo” 400 mil millones de liras. Esto fue en 1952. ¡Cual será el tamaño actual del tesoro del Vaticano? Calculemos el incremento del valor, entonces el valor del oro sería hoy un 63 % más alto. Con la venta del tesoro del Vaticano, según el momento de un eventual desembolso, podría haber producido una ganancia de un 650 %. Y aquí uno se pregunta:

“¿Cómo llegó el Vaticano a este enorme patrimonio en oro?

“Acciones
El Vaticano juega al póker con enormes reservas financieras en Wallstreet

“Las reservas financieras exteriores del Vaticano se encuentran concentradas principalmente en Wallstreet. En total el patrimonio de la central de la iglesia, en acciones y otras participaciones en capitales, en el año 1958 deberían haber alcanzado unos 50 mil millones de marcos alemanes”

“Esta cifra mientras tanto, debe haber crecido probablemente en mucho más de 100 mil millones de Euros.

“¿Cómo llegó el Vaticano a esta inmensa fortuna en acciones?

“Consorcios
El Vaticano es el “mayor consorcio económico-religioso”

"El Vaticano es hoy el consorcio económico-religioso más grande del mundo y sólidamente comprometido en innumerables empresas del ámbito de inmobiliarias, plástico, electrónica, acero, cemento, textiles, química, alimentos y construcción.”

"La firma Italgas, perteneciente al Vaticano, tiene sucursales en 36 ciudades italianas. El Vaticano también participa enalquitrán, hierro, destilerías, agua potable, hornos a gas, hornos industriales etc. De los aproximadamente 180 institutos financieros italianos por lo menos un tercio dispone de dinero del Vaticano.

“El Vaticano es dueño de muchos de los bancos romanos más influyentes y participa en Europa, Norte y Sudamérica,en una abrumadora cantidad de poderosas empresas, algunas pertenecen mayoritariamente al Vaticano, como por ejemplo: Alitalia y Fiat.

“¿Cómo llegó el Vaticano a este enorme patrimonio?

Tierras

La iglesia es el mayor terrateniente del mundo occidental

“Algunos ejemplos:

“Alemania: Con 8,25 mil millones de m2  es el mayor propietario en tierras  (corresponde bien a la mitad del estado alemán de Schleswig-Holstein   o al tamaño de Bremen, Hamburgo, Berlín y Munich juntos).

“Italia: Más de 500 000 ha. de superficie agraria

“España: Aprox. el 20 % de toda la campiña

“Portugal: Aprox. el 20 % de toda la campiña

“Argentina: Aprox. el 20 % de toda la campiña

“Inglaterra: Aprox. 100.000 ha.

“EEUU: Más de 1.100.000 ha. de superficie agraria

“Pastizales y bosques no son incluidos.

“¿Cómo llegó la iglesia a esta inmensa cantidad de tierras?

“Ciudades / Inmuebles

El Vaticano es el “mayor poseedor de inmuebles”

“En relación a la inmensa cantidad de propiedades del Vaticano, ya no se puede hablar de inmuebles en forma individual, sino mas bien de ciudades o barrios.

“Roma por ejemplo, ¼  de la ciudad está en manos del Vaticano, así investigó Paolo Ojetti en la revista “L´ Europeo” el 7.1.1977. Su artículo se leía como una guía telefónica. Página por página registró miles de palacios, que en parte les pertenecen a las 325 congregaciones de monjas católicas y órdenes de monjes.

“El periodista Ojetti también investigó en la ciudad italiana de Verona. Él imprimió un plano de la ciudad, en el cual más o menos la mitad estaban marcados con negro = propiedades de la iglesia católica. El señalizó que las relaciones de propiedad en otras ciudades deben ser similares.

“Esto fue intolerable para el Vaticano. Ellos calificaron al artículo como confuso, irresponsable, escandaloso, anticlerical, inculto y tonto. El director de la revista fue despedido de forma inmediata.

“Pasaron 21 años hasta que un periodista valiente, nuevamente se atrevió a hablar sobre este tema.

“Nuevamente Max Parisi investigó para el periódico “La Padania” las circunstancias de propiedades en Roma, y en su artículo del 21.6.1998, llegó a la conclusión de que un 1/3 de todos los inmuebles de Roma están en poder del Vaticano.

“Estos inmuebles de un “valor inconmensurable” se encuentran según sus investigaciones, en los mejores lugares: “Toda la zona del Campo dei Fiori hasta el Tiber frente al palacio D´Angelo, junto a la piazza Navona y las calles adyacentes, están prácticamente en poder del Vaticano.

“Se trata de algo menos de la mitad del centro histórico. “Sólo en esta zona son más de 2.500 palacios. La totalidad de los inmuebles no aparecen en el registro de propiedades, porque son considerados territorio extranjero.

“El autor Guarino  cita ejemplos de cómo personas fueron forzosamente desalojadas y puestos en la calle, aunque el Banco Vaticano de forma beata, había prometido otra cosa. Parisi se pregunta al final: “¿Qué tienen que ver juntos, fe y 160.000 millones en propiedades inmuebles? ¿Qué tiene que ver Jesús con … las viviendas más caras de Roma?”

“Ahora se comprenden las antiguas profecías según las cuales a los romanos, algún día les estallarán los cuellos y los prelados tendrán que tirar sus sotanas al Tiber, para no ser reconocidos.”

Y eso es solo una parte del “Patrimonio de Pedro”, porque algo similar es en el resto del mundo donde está la iglesia católica. No por gusto manifestaba el obispo Jerónimo de las diócesis de Valencia, Zamora y Salamanca, el año 1,102 “Nosotros realmente ardemos de codicia, y mientras vociferamos contra el dinero, llenamos nuestros jarrones con oro, y nada nos es suficiente.”

Otra vez volviendo al sacerdote Juan Angel López, en su programa “Los papas de Vaticano” del día 8 de agosto de 2011, recordando a “los padres de la Iglesia” repitió: “Quien tiene más de lo que necesita es un ladrón”. Esto cae, como pedrada en ojo tuerto, a la jerarquía del Vaticano.

Entonces es muy cierto lo que un ángel conversando con “la hija muy amada de Dios” le dijo: “En los sótanos de vaticano hay tanto oro como para acabar dos veces con el hambre en el mundo”.

Por lo tanto el amor a los tesoros y bienes materiales de la iglesia es la puerta que ha cerrado el matrimonio a los sacerdotes, que a su vez ha abierto una gran puerta de fornicación en la clerecía, y por ende ha abierto una de “las puertas del infierno” dentro de la iglesia católica. El amor, anticristiano, a los tesoros y bienes de la Iglesia Católica es el verdadero motivo del celibato sacerdotal, y no la cantaleta de “estar más unidos a Cristo”.

8. El Celibato Católico en Realidad no los Conduce a la Pureza y los Aparta del Camino de Cristo

Leemos en el Catecismo Católico: "Los consejos evangélicos están propuestos en su multiplicidad a todos los discípulos de Cristo. La perfección de la caridad a la cual son llamados todos los fieles implica, para quienes asumen libremente el llamamiento a la vida consagrada, la obligación de practicar la castidad en el celibato por el Reino, la pobreza y la obediencia. La profesión de estos consejos en un estado de vida estable reconocido por la Iglesia es lo que caracteriza la "vida consagrada" a Dios (cf. LG 42-43; PC 1)." (Catecismo 915)

Se lee en elCanon 277: ”1. Los clérigos están obligados a observar una continencia perfecta y perpetua por el Reino de los cielos y, por tanto, quedan sujetos a guardar el celibato, que es un don peculiar de Dios mediante el cual los ministros sagrados pueden unirse más fácilmente a Cristo con un corazón entero y dedicarse con mayor libertad al servicio de Dios y de los hombres.”

En este Canon 277 se aprecia una grave inconsistencia de conceptos sobre el celibato, lo que demuestra realmente, es que el asunto del celibato, para las autoridades eclesiásticas, es más una figura, poco responsable, que una norma necesaria. Veamos, dice:  “Quedan sujetos a guardar el celibato, que es un don peculiar de Dios mediante el cual los ministros sagrados pueden unirse más fácilmente a Cristo con un corazón entero”. Pero el celibato no es un “don” de Dios exclusivo a los “ministros sagrados”, sino que sería un “don” dado absolutamente a todos los hombres; porque el “celibato” es un “don” inherente a la vida, pues todos nacemos célibes (solteros). Tampoco, guardar el celibato (decidir no casarse), es un don de Dios; no casarse es una decisión totalmente personal. Tal ves el “don peculiar de Dios” se refiera a “observar una continencia perfecta”, pero ello tampoco es un don de Dios, porque observar la continencia es una decisión del libre albedrio de cada persona. Lo que sí sería un don de Dios, es la fuerza de voluntad para vencer y no ceder a sus instintos en el momento de la tentación a un acto o pensamiento fornicario. Pero la fuerza para vencer la tentación es un don que lo otorga Dios, no solo a “los ministros sagrados”, sino a cualquiera que realmente desee vencer la tentación y se mantenga en oración y penitencia, sea quien fuere. Y esa fuerza no es un “don perpetuo”, es “un ‘don´ para cada tentación”; pues para mantener una “continencia perfecta” se requiere una fuerza de voluntad que venza en cada oportunidad de tentación. Y las “tentaciones”, que son numerosas cada día según las circunstancia particulares de cada persona; las tentaciones ni las pone Dios ni las pone su enemigo, porque son inherentes a la vida. Por lo tanto el don de la fuerza de voluntad para vencer las tentaciones, lo necesitamos tanto los célibes (sacerdotes o no) como los casados; necesitamos gran fuerza de voluntad para ser fieles sea a los votos sacerdotales (en celibato o no), como a los votos matrimoniales.

Sin embargo, de acuerdo al apóstol Pablo, no todos vamos obtener siempre, en todas las ocasiones de tentación, el don de la fuerza de voluntad suficiente, para mantener la continencia permanente; mucho menos por el simple hecho de la consagración como sacerdote. Cada uno sabe si a obtenido ese don o no, cada uno sabe si necesita casarse o no para no caer en las tentaciones. Y en la encuesta del jesuita profesor de la Universidad de Harvard se refleja la verdad del clero norteamericano, el 92% pide que el sacerdote elija libremente ser soltero o casado; porque ellos dentro de su corazón quieren abandonar la hipocresía y vivir en matrimonio bendito.

Por la redacción del Canon 277, falsamente, pareciera que observar la continencia perfecta y perpetua, guardando el celibato, fuera un don de Dios otorgado a los que se consagran como sacerdotes o religiosas. Posiblemente los jóvenes seminaristas y novicias, al principio lo creen y lo consideran así, pero su humanidad, luego les muestra lo contrario; unos se retiran y otros se mantienen dentro, atrapados por el mal. Un ángel, conversando con la hija muy amada de Dios, refiriéndose a la situación actual de la clerecía, le manifestó “viven como si Dios no existiera”. Pero otros muchísimos sacerdotes prefieren terminar con la hipocresía y se retiran, solo desde el Concilio Vaticano II, concluido en 1965, más de 80,000 sacerdotes han renunciado a su ministerio para casarse.

Pero la peor desorientación del Canon 277 es considerar que observando la continencia perfecta y perpetua los “ministros sagrados” pueden unirse más fácilmente a Cristo, lo cual es falso. Un monje asceta del siglo III, luego de vivir algunos años en estado monacal, en oración y penitencia, le preguntó al Señor Jesucristo cuan cerca estaba de Dios, y el Señor le respondió: “que estaba tan cerca de Dios como lo estaba un zapatero o un mercader”. Porque no es la abstinencia lo que acerca a un hombre a Dios, sino el grande amor que irradie su corazón; un real amor a Dios y un verdadero amor al prójimo. Solo el amor nos acerca a Dios. El mandamiento nuevo es “amar al prójimo como a ti mismo”, el que en la práctica ha sido sustituido por la jerarquía de la iglesia católica por: “amar a la iglesia y no compartir el patrimonio de Pedro con nadie ni mucho menos posibles herederos intrusos”, aunque de los labios para afuera digan que aman a Dios y al prójimo; aunque es posible que algunos de ellos lo crean.

Manuel Otaolaurruchi, L.C. escribe: “Este domingo estamos celebrando la ascensión del Señor y es una invitación a mirar hacia las realidades del cielo, donde "no se casarán". (Mt. 22,30) La castidad es una virtud de aquellos que tienen limpio el corazón. "Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios". (Mt. 5,8) Cuando optamos por seguir a Cristo somos conscientes de lo que significa esta decisión y Dios no pide a nadie nada por encima de sus fuerzas. Nadie ha muerto por falta de sexo, pero sí de excesohttp://www.vidasacerdotal.org/index.php/valores-sacerdotales/36-el-celibato-sacerdotal/385-abolir-el-celibato-

Es cierto que la castidad es una virtud de aquellos que tienen “limpio el corazón”, o de acuerdo a otras versiones bíblicas, de aquellos “puros de corazón”; pero, la castidad no limpia o hace puro el corazón (o el espíritu). Veamos:

De acuerdo a la Real Academia de la Lengua Española, el celibato es: “soltería”

Célibe: “Dicho de una persona: Que no ha tomado estado de matrimonio.

Casto, ta: “Dicho de una persona: Que se abstiene de todo goce sexual, o se atiene a lo que se considera como lícito”.

Pureza: “Cualidad de puro”;

Puro: “Libre y exento de imperfecciones morales”.

Desde este punto de vista, casto es alguien, o que no tiene intimidad sexual con nadie o que siendo casado o casada tiene relaciones íntimas únicamente con su cónyuge. Puro es aquel que siendo célibe “por el reino” es absolutamente fiel a su estado sacerdotal aún con el pensamiento; y siendo casado, es fiel a su cónyuge aún con el pensamiento. Pero además de ello la pureza implica tener el “corazón de niño”, exento de envidia, exento de deshonestidad, o ambición por los bienes materiales, etc. Por lo tanto el celibato no implica castidad; ni la castidad implica pureza. Como que, siendo el 100% de sacerdotes católicos célibes, de acuerdo al estudio estadístico efectuado en la Universidad de Harvard por sacerdote jesuita P. Fischler, el 98% de sacerdotes católicos son célibes pero no castos y por su práctica fornicaria, serían impuros; el 2% de sacerdotes son célibes y castos, pero solo Dios sabe si son puros o impuros, porque solo él conoce su corazón.

La calidad de pureza, necesariamente requiere de la castidad; pero ni la pureza ni la castidad requieren del celibato. Tampoco “unirse más fácilmente a Cristo con un corazón entero”, requiere del celibato, porque para estar unido a Cristo con un corazón entero se requiere pureza, castidad y un corazón ardiente de amor al prójimo, por lo tanto a de amor a Dios; lo cual no tiene nada que ver son ser célibe o no. Porque todos están llamados a ser castos y puros para ganar el reino de Dios, pero nadie está llamado a ser célibe o soltero.

Los sacerdotes, y también los laicos, pueden vivir en matrimonio y guardar la pureza; como Pedro y los apóstoles, como Moisés y Aaron. Porque no son las relaciones maritales bendecidas por Dios, las que hacen impuro el corazón humano, sino los pensamientos y actos carnales que prohíbe Dios. Los pensamientos y actos fornicarios de adulterio, sodomía, zoofilia, pederastia, etc.

Estamos seguros que cualquiera preferiría confesarse y recibir la comunión de un sacerdote casado, como Pedro y los demás apóstoles, que de sacerdotes solteros hipócritas, que fingen parecerse a Pablo, pero que en realidad serían “sepulcros blanqueados”, como los llamó el Maestro Jesús a los fariseos, y como los llamaría a los actuales sacerdotes hipócritas; salvando de estos duros términos del Señor, a los muchos sacerdotes honestos, verdaderamente castos.

9. El Sagrado Matrimonio de José y María de Nazaret y la Pureza.

En el catolicismo, debido a que la clerecía, por su propia condición “celibal”, no conoce otras relaciones sexuales que las fornicarias, han terminado en una enredada confusión y han desorientado completamente a los fieles. De resultas de que su pretendido “celibato” los hace “puros y los acerca más a Dios”, se infiere, que un hombre o una mujer que se casen no pueden ser puros; o que de por sí el matrimonio los hace impuros. En esas desdichadas circunstancias manifiestan que el sagrado matrimonio de José y María de Nazaret, no era realmente un matrimonio, sino algo así como un remedo de matrimonio; y la referencia bíblica: “Y no la conocía hasta que ella dio a luz un hijo, y le puso por nombre Jesús” (Mt 1, 25), la extienden “para siempre”. ¿Cuál ha sido realmente la relación íntima de la madre bendita del Señor y su esposo?, eso lo conocen solo ellos; y no nos atreveríamos a mencionar este pasaje, si ello no resultara una gran desorientación para los matrimonios, a la que conduce la confusión católica. Pues el modelo bendito de matrimonio, para luz de la humanidad, que fue el de José y María, lo muestran deformado; más por su propia deformación, por su conciencia culpable, que por ignorancia. Porque, por su propia condición humana, el matrimonio bendito de José y María de Nazaret, ha tenido que ser un matrimonio humano, por la gloria de Dios. Un matrimonio bendito, para ejemplo y modelo de todos los matrimonios del mundo. Matrimonios, en los que haciéndose una sola carne, los dos hijos de Dios unidos en su compromiso, mantengan una alianza de amor y paz; y en el que el goce íntimo de su amor, lo reconozcan como un regalo de Dios. Una relación de entrega total y de absoluta fidelidad. Matrimonios en los que siendo muy humanos, los dos conyugues guarden la castidad y la pureza. Matrimonios que surgiendo de la gloria de Dios, eleven el agradecimiento de su gozo íntimo como una manifestación del amor de Dios.

Seguramente por su conciencia culpable, los teólogos católicos, han confundido la concepción virginal del hijo de Dios, con una “virginidad” idealista. Ellos no pueden comprender que para mantener la virginidad del espíritu, de la mente y del alma, no es imprescindible la virginidad del cuerpo. La virginidad del alma es la de aquella pura de corazón y de puro corazón; llena de amor y de bondad, solo con sentimientos positivos. Y por el contrario se puede dar el caso de una mujer “virgen” del cuerpo con pensamientos y costumbres lujuriosos, opuestos a la virginidad espiritual. Por lo tanto la única “virginidad” que nos mantiene cerca a Dios es la virginidad espiritual y no la virginidad física.

Y la confusión de los teólogos ha llevado a mayor confusión a los matrimonios católicos, los cuales ven disminuida su propia estima, ya que desde la óptica católica el estado matrimonial resulta de menor categoría que el estado de “celibato” que supone “acerca más a Dios”. Poniendo a los matrimonios en estado de culpabilidad, ya que “se encontrarían más alejados de Dios”. Y en estado de culpabilidad, de los cónyuges, el espíritu se debilita; y el espíritu debilitado se hace más vulnerable ante las tentaciones, sobre todo las de infidelidad conyugal. Cuando resulta todo lo contrario, son los clérigos los que en general estarían más alejados de Dios; no solo por su condición o vulnerabilidad fornicaria, sino que al no criar, ni hijos, ni sobrinos, ni ahijados, ni a huérfanos, ni a los mendigos de las puertas de las iglesias, no crían a Jesucristo; por lo tanto no sirven a Jesucristo, sino a sí mismos; con las santas excepciones de las pocas congregaciones similares a las de la Madre Teresa de Calcuta.

Efectivamente como dice el hermano Manuel Otaolaurruchi, para ver a Dios y entrar en el cielo uno debe ser limpio de corazón; entonces, de acuerdo a las escrituras, el 98% de sacerdotes católicos ni verían a Dios ni entrarían al cielo. Y también tiene razón cuando dice “Dios no pide a nadie nada por encima de sus fuerzas”, por lo tanto a ese 98% de sacerdotes que no tienen fuerza para mantener la castidad, no es Dios quien les pide el celibato, sino un ente totalmente irresponsable, que por amor a los bienes materiales de la iglesia, prefiere mantener a ese 98% de los sacerdotes y otro tanto de monjas, en las garras de Satanás, que purificar la iglesia. Y por supuesto los responsables de esa perversidad, tampoco entrarían al cielo, y ya les dijo nuestro Señor Jesucristo: “Atan cargas pesada y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas” (Mateo 23-4); y pareciera que esta sentencia les queda perfectamente, si es que ellos no están entre el 2% de castos que habría entre los sacerdotes católicos. También es cierto que nadie ha muerto por falta de sexo, al menos no su cuerpo; pero la “falta de sexo” a muchos los lleva a matar su alma, y de esta verdad no escapan ni los sacerdotes ni las religiosas.

Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios” (Mat 5:8); los limpio de corazón serían los célibes o casados que sean castos y que además sean puros; de “corazón puro” como el de los niños; y de “puro corazón” o, puro amor, que tengan el corazón ardiendo de amor a Dios por sobre todas las cosas. Y recordemos que no hay manera de amar a Dios si no es amando al prójimo; amando a todos los que nos rodean, familiares, amigos y enemigos; y amando a todo lo que nos rodea, mascotas, plantas, a nuestro planeta y a toda la naturaleza.

No se pone en duda que hay muchos sacerdotes y religiosas que dominan sus instintos y sus necesidades físicas y se mantienen castos, lo que es muy loable, pero eso no siempre los pone más cerca de Dios; recordemos la respuesta del Señor Jesucristo al monje asceta cuando le preguntó “¿Cuan cerca estoy de Dios?”, pensando que su ascetismo lo había acercado mucho a Dios; pero el señor le contestó: “estas tan cerca de Dios como un zapatero, o como un mercader”. Es posible que sean castos y puros, que no hagan mal a nadie; pero si, enclaustrados en sus conventos, tampoco hacen bien a nadie, dirán que aman a Cristo; pero realmente es a Cristo a quien lo dejan morir de hambre y de frio en el campo, en las calles y parques.

Sí, es cierto que la abstinencia es una virtud que hace crecer al espíritu; y que ofrecer esta abstinencia a Dios, a manera de penitencia, ayuda a la purificación de la persona. Por supuesto que la abstinencia es una virtud que necesitamos cultivar todos los hijos de Dios, sacerdotes o laicos, célibes o casados. Los casados, para ser castos y buscar la pureza; por lo que deberán mantener una abstinencia total fuera de su matrimonio; una abstinencia, y fidelidad total a su cónyuge, aún con el pensamiento.

 Y es más, en esta época en que el mercantilismo e inconfesables intereses, han exacerbado la sexualidad de las nuevas generaciones, a niveles peligrosos para la salud social; se hace más urgente promover en la juventud la alternativa de la castidad. La publicidad comercial, que utiliza indiscriminadamente desnudos y sugerencias sexuales, sin ningún respeto ni cuidado de las consecuencias secundarias de sus mensajes; la “educación sexual” mal orientada en los sistemas educativos; así también los programas públicos de control de la natalidad mal calculados; todo ello ha propiciado una cultura de sexualidad desenfrenada. Como consecuencia de ello se ha producido generaciones de adictos al sexo. Y la adicción al sexo o sexolismo está siendo reconocida como una deformación de la personalidad, con consecuencias similares a cualquier otro vicio. Una de las consecuencias del sexolismo, o adicción compulsiva al sexo, es el desastre de la institución del matrimonio con un promedio de 54% de rupturas matrimoniales en casi todos los países, y en Bolivia este porcentaje llega a la alarmante cifra del 72%; lo que ha generalizado las familias monoparentales, cuyo resultado es una oleada de hijos con graves carencias afectivas; y estas carencias a la larga los lleva a reproducir los fracasos matrimoniales de sus padres. Asimismo la cultura de la sexualidad desenfrenada ha convertido a las actuales generaciones en genocidas sin paralelo en la historia, con más de 50 millones de asesinatos por año, en abortos consentidos por la mayoría de la sociedad. Entonces se hace más urgente mostrar a las nuevas generaciones la alternativa de la cultura de la castidad, la cultura del control de sus instintos fuera del matrimonio, como un valor necesario e imprescindible para elevar los niveles de la calidad de vida para las generaciones venideras.

 Pero para entrar al cielo, además de la pureza, hay otra condición: Que el Señor nos diga: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme” (Mat 25-34). Pero a aquel, que repita una y mil veces, que ama a Dios, que ama a su prójimo, aunque asista a la eucaristía todos los días, y se confiese todos los días; aunque celebre la eucaristía y predique en “nombre de Dios”, ore de rodillas todos los días y haga NADA por NADIE; a él, el Señor le dirá: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis" (Mat 25-41). Por tanto no es suficiente ser casto, sino que, además, es necesario darle de comer, vestirlo, visitarlo cuando esté enfermo o en la cárcel, al Señor Jesús; que está en cada uno de los que nos rodean, que necesitan que les alcancemos la mano y el corazón. Aliviar al prójimo, hacer algo por él, eso es hacer algo por Jesús o por Dios. Esa es la única llave del cielo, que el Señor a entregado a Pedro, para que él y los apóstoles entreguen a la humanidad.

 El sacerdote de profesión que celebra la eucaristía, si bien colabora con Dios, no sirve a Dios, se sirve a sí mismo porque por ello recibe su jornal. El que asiste todos los días a misa, ora permanentemente, y hace penitencia por sus pecados, no sirve a Dios, se sirve a sí mismo. Solamente el que con mucho amor, da de comer al hambriento, viste al desnudo, visita al enfermo o al que está en la cárcel, sirve verdaderamente a Dios, porque Dios está en ellos. “Cada uno morirá por su pecado” y cada uno “guardará su tesoro en el cielo” por su servicio a Dios. Es cierto que solo en la iglesia católica se atiende a huérfanos o ancianos desvalidos en muchos hospicios alrededor del mundo; pero nadie de la iglesia, ni el papa, ni los obispos, ni los sacerdotes, entrarán en el cielo porque las hermanas de una congregación católica atiendan niños o ancianos en su hospicio; por ello entrarán solo ellas, las que sirven a Jesús, porque al servir a los desvalidos están sirviendo a Dios. Así como, tampoco, nadie de la iglesia católica perderá el cielo por los abusos de los sacerdotes pederastas, sino solo ellos mismos y sus encubridores.

10. “La única manera de purificar a la Iglesia de los peores excesos del celibato es permitir a los sacerdotes que se casen”

De manera que la defensa de la Iglesia Católica, del ataque “de las puertas del infierno”, que es un ataque desde adentro, debemos hacerla todos los católicos, orando y alabando a Dios, haciendo penitencia, para que entre en el corazón de la jerarquía de la iglesia el consejo de San Ulrico,  obispo de Augsburgo: “La única manera de purificar a la Iglesia de los peores excesos del celibato es permitir a los sacerdotes que se casen”.

Por supuesto, que si se suprime el celibato obligatorio para los clérigos, no cambiará mucho la situación actual. Los clérigos y religiosas que ya deformaron su espíritu, que han desarrollado hábitos sexuales reñidos con el mandato de Dios, que se han deformado con vicios fornicarios, difícilmente dejarán sus “malas costumbres”; “árbol que crece torcido no se endereza”. Como dice una mujer que convivió con un cura en el África: "Comentario por R 15.05.08 | 00:14 : Yo he tenido una relación de años con un sacerdote africano, mujeriego y cínico, he sido torpe al aceptar esta situación. Sin embargo tienen razón en al afirmar que la Iglesia se hace la disimulada, mientras no sea escandaloso el caso. Muchos de ellos no se casarían aun cuando el celibato fuera opcional debido a que para muchos es cómoda la situación de relacionarse con varias mujeres y evitar los compromisos. Son perversos, e hipócritas, esto los define bien":  http://blogs.periodistadigital. com/religion.php/2007/09/20/. Es cierto que árbol torcido no se endereza; pero para Dios nada es imposible, y si los sacerdotes y monjas fornicarios quisieran reeducarse, claro que lo lograrán si se lo proponen firmemente y se ponen en sus manos. Todos los católicos oraremos para que así sea.

La supresión del celibato obligatorio para la clerecía sí mejorará grandemente a la iglesia, con las nuevas generaciones de sacerdotes y monjas, casados. Ellos predicarán con el ejemplo para reedificar la institución familiar y la adoración a Dios en familia, y serán mejores líderes religiosos. El celibato obligatorio tiene otra consecuencia tan terrible como los pecados fornicarios dentro de la iglesia o peor aún, lo que lo expondremos más adelante.

Deben recordar los abusadores, que cada ataque a uno de los pequeños, es un ataque el mismísimo Jesucristo, y como tal serán juzgados. Sé, que con lo manifestado en estos escritos, he arrastrado a la clerecía católica al tribunal de la crítica general e inmisericorde que hace leña del árbol caído, de ese tribunal que mira la paja en ojo ajeno sin mirar la viga en el suyo propio. Pero para ser honestos, es preferible y más justo, arrastrar a los clérigos abusadores a los pies de Jesucristo para que sean condenados de acuerdo a la “Ley”. También sabemos que el Maestro otra vez nos dirá: “¡Que tire la primera piedra aquel que esté libre de pecado!”, y francamente yo soy el primero que dejaré caer la piedra de mi mano, y retirarme de la presencia del señor, porque confieso que no soy digno ni siquiera de su mirada.

El señor debe sufrir muchísimo por cada uno de sus pequeños que son víctimas de los abusos de los clérigos pederastas. Pero también debe sufrir mucho al verlos caer al abismo a éstos últimos; los cuales, como es natural para los que quieren vivir cerca de Dios, cada vez que comenten una ofensa de éstas, deben sentir gran culpabilidad y arrepentimiento; pero luego su necesidad humana los hará caer nuevamente, y es posible que no puedan salir de este círculo infernal. Pero lo que los hombres no pueden solos, lo pueden con ayuda de Dios, si es que realmente lo desean desde el fondo de su alma y se lo piden.

A favor de los sacerdotes, narraremos lo que cuenta un pecador arrepentido, que conversando con Dios, refiriéndose a los sacerdotes, el amado Padre no los llamó ni mis servidores, ni mis siervos; sino que con mucha dulzura Dios los llamó “mis colaboradores”. Y en otra oportunidad, el mismo pecador, conversando con un ángel, también refiriéndose a los clérigos, éste le manifestó “el Señor Jesús los ve con mucha benevolencia, aún a los que trafican con su sangre”.

Toda la feligresía católica debemos ponernos en oración para que el celibato clerical devenga en voluntario y que el “patrimonio de Pedro”, sea realmente de Pedro y sirva para que millones de Jesucristos en todo el mundo se alimenten y se vistan con este patrimonio; y no haya más pequeños Cristos devorados por los buitres; y así cerrar “las puertas del infierno dentro de la iglesia”, por Jesucristo nuestro Señor, amén.

11. “Reflexiones acerca del celibato en la nueva era de la Iglesia Católica”

“Y dirás al Faraón: El SEÑOR ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito”. Éxo 4:22

En ese versículo se explícita como ama Dios a los israelitas: Como a sus hijos primogénitos. Y con esta afirmación surgen preguntas, muy humanas: ¿Ama Dios a todos los israelitas por igual?, ¿Cómo ama Dios a los otros pueblos?. Quedan estas preguntas para luego respondernos.

Cuentan que un matrimonio bendecido por Dios con varios hijos, vivían como todas las familias normales, en las que se superpone el amor a los rasgos de egoísmo que pudiera surgir en sus miembros. Vivían amándose y protegiéndose unos a otros, los padres a los hijos, los hermanos mayores a los menores. Como en todas las familias, los padres tenían las desavenencias surgidas unas veces a causa del desbalance de los recursos y las necesidades, otras veces por otras causas; los hijos con los conflictos propios del entorno de los niños. Los padres cultivando la lealtad matrimonial y venciendo todas las tentaciones propias del mundo. En fin, vivían con el amor natural que surge del alma de Dios en cada persona; y con la fuerza y la voluntad que surge del amor. Pero un día, del que ya estaba escrito, perdieron a uno de sus hijos, el más amado de todos porque era el más indefenso. Y todos lloraron, pero la pena y el llanto de los padres era inconsolable. Los padres lloraron como si hubieran perdido a su único hijo. En la familia quedó un vacío que parecía que nunca se llenaría; pero el amor de sus miembros, y el amor a la vida cultivada en la familia desde siempre, de alguna manera cicatrizó su pena, aunque quedaría marcada para siempre. Y con esto los padres vieron que el amor por sus hijos, era como si cada uno fuera el único hijo.

También cuentan que en una de esas conversaciones trascendentes, le dijo un ángel a la hija muy amada de Dios: “La tolerancia es un insulto al amor perfecto e infinito de Dios”. En esta enseñanza de gran sabiduría hay dos aspectos profundos: Uno es que entre los hombres no debemos tolerarnos, sino amarnos; y el otro aspecto es que nos muestra la verdadera naturaleza del amor de Dios. El amor de Dios es perfecto porque nos ama a cada uno de sus hijos, como si cada uno fuera su hijo único; y el amor de Dios es infinito porque no tiene límites ni en la amplitud o profundidad de su amor.

Con ello podemos respondernos las preguntas que nos planteamos al principio: Dios ama a cada israelita como si fuera su único hijo; y ama a todos los pueblos como si cada uno fuera el único pueblo; y ama a cada habitante de cada pueblo, como si fuera su único hijo. En eso radica el amor perfecto e infinito de Dios. Y naturalmente, si los hombres imperfectos amamos a nuestros hijos como si cada uno fuera el único; cuanto más el amor perfecto de Dios.

Y hay otro aspecto que conviene observar, Dios nos hizo a su imagen y semejanza. Todos los hombres, de todas las razas, de todos los géneros, y de todas las edades; y aún los seres de todas las otras galaxias, somos semejantes a Dios; porque Dios es infinito. Y a todos nos llama sus hijos, no nos llama sus hermanos. ¿Hay diferencia entre el amor de un padre o una madre a su hijo, del amor de un hermano a su hermano?, por supuesto que sí, son de categorías diferentes; lo saben todos los que son padres. A menudo vemos a un padre o una madre poner la vida de sus hijos por encima de la suya, dispuesto a sacrificarla por amor de su hijo o hija; y casi nunca encontraremos que alguien esté dispuesto a sacrificar su propia vida por la de su por su hermano, tampoco por la de su padre o su madre.

Los padres que han tenido la desgracia de perder a un hijo, saben que esa pena es dolorosísima e infinitamente superior a la pena de perder a un padre o un hermano. Eso es una muestra de que el amor de los padres a los hijos, es de una categoría superior al amor a los padres o hermanos.

Los padres hacen todo lo necesario, todo lo posible, o lo imposible para proveer los recursos que necesitan sus hijos; y lo harán con superlativa prioridad sobre la provisión a los padres o hermanos, si tuvieran que hacerlo. En la gran fuerza y esfuerzo que ponen los padres para proveer a sus hijos, también se manifiesta el amor superlativo a sus hijos. Naturalmente, quienes no tienen hijos no pueden entender este aspecto del amor.

Nos dice el Maestro Jesús: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mat 19:19). ¿Cómo es el amor a sí mismo?, ¿Qué nos puede mostrar como es el amor a sí mismo?. En la actitud de todas las personas podemos observar como es el egoísmo. Y solo en el amor de los padres por los hijos podemos entender como es amar a otra persona como a sí mismo, porque solo los padres ponen los intereses y necesidades de otras personas, sus hijos, antes de o al nivel que sus propios intereses y necesidades. Solo en la actitud de los padres por los hijos podemos ver claramente como es “amar al prójimo como a sí mismo”.

Los padres que tienen una familia y aman a sus hijos, pueden entender o interiorizar más claramente el mensaje de nuestro Señor Jesucristo: “Ámense ente ustedes como a sí mismo”, que equivale a “Ámense entre ustedes como los padres aman a sus hijos”, o como “Dios nuestro padre nos ama”. El amor que se cultiva en la familia, de alguna manera parece proteger, a sus miembros de caer en el egoísmo. Será por eso que a menudo se observa, que los padres, que viven en familia y aman a sus hijos, son más sensibles a las necesidades o vicisitudes de otras personas; de alguna manera están más predispuestos a ser misericordiosos con otros. Naturalmente, que el no caer en el egoísmo y ser misericordioso, en definitiva, no depende de su estado ni de cualquier condición externa de la persona; sino que es una decisión completamente personal, depende únicamente de su libre albedrío.

Nos dice Dios: “Habéis, pues, de serme santos, porque yo el SEÑOR soy santo…” Lev 20:26. Y si Dios nos dice que seamos santos como él, es porque sí podemos y tenemos la capacidad de ser santos como él. Entonces para ser santos como Dios debemos parecernos a Dios. Y entre todos los dones o facultades del alma que nos ha dado, por excelencia, el amor es lo que nos hace semejantes a él. Y amar como aman los padres a sus hijos, es lo que verdaderamente nos haría semejantes a Dios. El otro don derivado del anterior, que nos lleva a hacernos semejantes a Dios, es la misericordia que tenemos por los más necesitados. Entonces las condiciones para ser santos serían esas: AMAR AL PRÓJIMO, COMO UN PADRE AMA A SU HIJO, COMO DIOS NOS AMA, Y SER MISERICORDIOSOS CON NUESTROS HERMANOS, COMO DIOS ES MISERICORDIOSO CON NOSOTROS; NO PARECE HABER OTRA FORMA DE SANTIDAD.

Pero lamentablemente las iglesias, y los liderazgos religiosos en la historia, a estas condiciones únicas que nos hacen semejantes a Dios y nos hacen santos, amar como Dios nos ama y ser misericordiosos con nuestros hermanos; a estas condiciones le han agregado y mezclado decenas y centenas de inútiles ritos litúrgicos. Y en esta mezcolanza, los feligreses confundidos, cumplen la mayoría de estos ritos litúrgicos, porque no exigen ningún esfuerzo ni desprendimiento; pero el amor al prójimo y la misericordia, que es lo único que nos hace santos, en la práctica no los cumplimos, y solo se quedan como santos enunciados. Por lo tanto nos quedamos lejísimos de ser santos; y de ganar el cielo.

En otra conversación de Dios con su hija muy amada le dijo: “Yo no los he creado para que sean seres sexuales, los he creado para que sean seres espirituales”. Esto refiriéndose a la situación del mundo en el que predomina el egoísmo carnal y, el apego a los bienes materiales, sin límites. En una situación en la que se ha olvidado completamente, buscar la salud espiritual.

El amor entre la pareja, el amor a los hijos, el amor en la familia, es el don mayor de la vida; y es el ingrediente fundamental de la felicidad. Todos se merecen participar de este don que viene de Dios. Es una gran pena que sacerdotes y religiosas del mundo católico sean privados de este don. Pues en la familia se cultivan la lealtad, la paciencia, la benevolencia y todos los valores que necesita el mundo para mejorar. En el matrimonio se completan las funciones humanas, que nos ayudan y nos alejan de las tentaciones, de dañar el espíritu propio o ajeno; por lo tanto se dan las mejores condiciones para cultivar la salud espiritual. Cuanto bien le haría a la humanidad que los líderes religiosos, esparcieran en la comunidad el ejemplo y las enseñanzas de sus propias vivencias matrimoniales y de familia; y estarían mejor predispuestos con todas las ventajas a la salud espiritual que provee el matrimonio y la familia.

Con la actitud del Papa Juan Pablo II al pedir perdón por los pecados de los hijos de la Iglesia; y con los criterios más humanos del Papa Francisco, con la Bula de la Misericordia, que es para orientar a los católicos a que seamos misericordiosos con el prójimo. Con todo ello los fieles notamos un cambio saludable en el rumbo de la Iglesia, hacia el camino de Jesucristo.

En esta nueva era, todos los católicos del mundo oremos para que mejore aún más el liderazgo de la iglesia, y pidamos al Papa Francisco, que autorice nuevas órdenes de sacerdotes casados y religiosas casadas. Pues teniendo su familia los sacerdotes y religiosas orientarán mejor y con conocimiento de causa a las familias católicas. Enseñarán con el ejemplo y con criterios más sólidos el valor de la lealtad con su pareja y su familia; y de esta manera se fortalecerá el valor de la familia, que en las últimas décadas ha venido muy a menos.

También pidamos al Papa Francisco que se abra la opción de que laicos casados muy activos en la iglesia, con unos cinco o más años de matrimonio, y que demuestren solidez matrimonial; los laicos que lo deseen y lo soliciten sean ordenados como sacerdotes o religiosas. Y así se fortalecería y crecería aún más la Iglesia Católica, para dar Gloria a Dios.